jueves, 27 de septiembre de 2007

Beethoven y Vitaly Margulis

-Crítica musical realizada y publicada en el Diario Montañes el 31 de julio de 1996 tras el primer concierto de Vitaly Margulis en Santander -

Vitaly
Margulis, leyenda viva del Piano, venerado por estudiantes e intérpretes de todas partes del mundo, acaba de ofrecer uno de los más impresionantes recitales que Santander ha presenciado hasta la fecha. Así de simple. El día 12 de julio de 1996 ya no será un día cualquiera. Ese día tocó el gran Vitaly Margulis.

Las 3 sonatas de Beethoven que interpretó, la nº 2 op.27 "Claro de Luna", la op.81 "los Adióses" y la colosal op.111, fueron únicas e irrepetibles tanto en calidad sonora como en madurez conceptual.

"El tempo correcto es el que otorga a cada nota su valor. Si una frase no puede ser captada porque las notas se atropellan, el tempo es demasiado rápido. El límite extremo de la claridad es el tempo correcto para un presto. Más allá de él, no tiene efecto" (Gustav Mahler)

Con estas palabras se refería el compositor y director de orquesta a determinados aspectos de la interpretación. Determinados pero determinantes también en cuanto a muchos otros aspectos de la ejecución musical. "Otorgar a cada nota su valor".

Vitaly Margulis mantuvo en todo instante este fundamental precepto interpretativo asumiendo todas y cada una de sus consecuencias aparentemente negativas: Tempos lentos, Espontaneidad provocada, un Pedal más atento a la proporción armónica y a la belleza tímbrica en detrimento de una claridad sonora más perfeccionada.

La ausencia de detallismo microscópico más propio de mentes científicas que del artista nato consciente del Universo musical que se presenta ante él. En este sentido debemos comprender en todo su alcance el significado de las palabras de Mahler en cuanto que el respectivo valor de cada nota no constituirá nunca un hecho individual, enlazadas cada una de ellas en una mera sucesión de instantes, sino que alcanzará únicamente su verdadera dimensión gracias a la coherencia y naturalidad de su discurso.

No se trata de poner en entredicho la eficacia de lo teórico, de lo tradicional, de lo objetivo. Tampoco tratamos de realzar exageradamente esa máxima sobradamente conocida por sus defectos de " Gustibus non est disputandum". Se trata precisamente de lograr el equilibrio más perfecto entre ambos. Sabemos que no es fácil. La cristalización de este intenso proceso interior y exterior, teórico y práctico, necesita largos años, largas mentes y un interminable corazón musical.

Por eso digo que el día 12 de julio pasó un ángel por el Palacio de Festivales de Santander. Si el gran Antón Rubinstein pudo decir que hay cientos de maneras de interpretar pero una sola verdad para quienes comprenden, creo que esa verdad, musicalmente pura, impactantemente cruda y sincera, llenó la Sala Argenta cuando el pianista Vitaly Margulis, en toda su inmensa superioridad musical, se dignó a interpretar "su" Beethoven. Un Beethoven muy personal seguramente pero que deberá convertirse en inmejorable referencia para muchos de nosotros.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

He flipado con tu artículo sobre Margulis y los demás...Que pasa que ademas de músico eres filósofo o algo así???

Michel Mañanes dijo...

Lo siento si te han parecido demasiado ¿qué? ¿profundos? ¿Largos? No lo sé, ya me dirás si quieres. Pero lo tienes fácil. No los leas y punto

Ciao

Anónimo dijo...

No . No te enfades ni te molestes. Lo decía como un piropo, Me parecen que están muy bien redactados y muy serios. Mi nombre es Sergio. saludos y tranqui. Era un piropo vale? Ciao

Michel Mañanes dijo...

Bueno. Gracias entonces :-) Estoy muy tranqui :-). Abrazos

Anónimo dijo...

Hace poco escuché un CD de Margulis interpretando Scriabin. Algo sublime: una delicadeza y un estilo que sólo se puede admirar en ciertos pianistas peteburgueses. Es una pena que este tipo de pianismo se esté perdiendo (o pasando de moda?) y que Margulis esté solamente reconocido por sus alumnos (cosa de la que, por otra parte, seguro se encuentra orgulloso).

Bonito blog, un abrazo

Michel Mañanes dijo...

Gracias anónimo. El comentario es a todos los niveles acertado. Debes reconocer, sin embargo, un simple pequeño y contradictorio detalle. Si reconoces la valia de Vitaly y afirmas que Margulis solo es reconocido por sus alumnos, debería significar que tu y yo también somos o fuimos alumnos y no creo que sea el caso (el mío no desde luego). Muchos dicen admirar sus cualidades para finalmente comentar el "único" aprecio de sus alumnos. Curioso, ¿No te parece? Margulis es apreciado y admirado como pianista y...como profesor y eso desconcierta a mucha gente que piensa que el pianismo es algo exclusivo (dicha gente desconoce naturalmente que Barenboim da clases, Argerich, Rubinstein las dió, Horowitz, Zimmerman, Emil Gilels, Richter y tantos otros) Eso si, algunos no debieron ser maravillosos...Estoy pensando en Horowitz ahora mismo y la famosa anécdota con las octavas de Byron Janis (uno de sus mejores alumnos). Gracias por el comentario

Anónimo dijo...

Si, lo siento, en verdad ha sido un error de expresión. Cuando decia que margulis está solamente reconocido por sus alumnos, me referia a que son sus alumnos los que le han dado verdadera fama mundial (ganadores de decenas de concursos internacionales...). Y es precisamente a lo que te refieres, que parece que un gran pedagogo no puede ser apreciado como pianista al mismo nivel, cuando Margulis es sin duda un pianista excepcional. Me parece que es el mismo caso de reconocidos pedagogos como Bashkirov o Eliso Virsaladze, aunque personalmente no me parecen tan buenos pianistas ;)
Un saludo